Martina y el perro (Relato)


Era de piel blanca, algo bronceada, ojos negros y rizos. De pequeña inaguantable, muy mimada especialmente por su papá, a los 10 años era medio desabrida y flaca.
A los 15 se hizo bonita y formada,  ella y su  hermano unos años mayor, peleaban mucho, repetición de la conducta de sus padres.
Un día su padre que era su adoración los  dejó, se fue  con una chica de 17 años. Que duro debió haber sido, pero ella y su hermano no muestran sus sentimientos, pero por dentro deben ser un torbellino de confusión y dolor.
Su mama es estricta y consentidora, puede ser que así les demuestre su cariño. No muestra sus  sentimientos, a veces se le escapan o no tiene por quien ser escuchada.
Sé que un  día se agarró a beber sola, mientras se le iban las lágrimas con música a todo pulmón, su hijo se preocupó de verla así y fue a preguntarle que le pasaba, ella le dijo que nada  y que quería estar sola, de lo que supe fue esa vez y no más.
A Martina se le notaba algo confundida, algo perdida, estoy segura que lloraba a solas y sin darse cuenta llenaría su vacío paternal con sus futuros novios. Tenía un nuevo perrito que era su amigo y a quien cuidaba, él era su compañero. Sabía sentirla en su alegría y su tristeza sin palabras, tal vez porque no hay palabras los animales,  nos sienten profundamente
Una tarde abrieron el garaje para meter el carro y el perrito salió corriendo, ella salió corriendo atrás de él, corrió, corrió  hasta llegar el atardecer, el cielo estaba pintado de muchos colores y el perrito en el filo del mirador, oliendo ese atardecer.  Se acerco despacio, lo acaricio y se sentó a su lado, sus ojos estaban tristes, el perrito lo sentía y solo se acurruco junto a ella mientras llegaba la noche.
Sentía un dolor q la recorría, bailando en su vientre, mientras veía esos hermosos colores desapareciendo, q extraño el perrito ya no corría, solo la olía y permanecía a su lado.
Por un instante quiso dejarlo libre,, hablarle feo para que se fuera  lejos, pero como subsistiría el pobre animal, lo miro tiernamente y sonrió.
Lo q ella no sabía era que él era libre y se quedaba junto a ella porque quería.
La noche se iba haciendo más oscura y a lo lejos se los veía a los dos caminando a casa.