Gotitas de sensibilidad me han causado adicciones: unos ojos cabizbajos mostrándose cristalinos me dan su amor con gesto tristemente risueño, escondiéndose bajo el intento fallido de la corteza, piedrita, aparente dureza.
Amo esos ojos, esa expresión, ese rostro enérgico dirigente para otros, vulnerable frente a mí. Tengo poder, poder de sentirme más fuerte, de no aparentar dureza, de brindarle mi sonrisa en acto de pureza, de espontánea alegría, de goce ante su manifestación corporal de niño, de adolescente nervioso, de clown desnudado a la fragilidad, de cronopio vibrando al sentimiento…y Yo sigo caminando, mirándolo todo, sintiendo la momentánea omnipotencia que con mi seguridad de mujer-niña-gata traviesa, no tardará en devolverme la vertiginosa fragilidad.
